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La temporada atlética de 2024 se ha consolidado como una de las más memorables en la historia reciente del deporte mundial. En un año marcado por los Juegos Olímpicos de París y por la intensidad de la Diamond League, los aficionados fueron testigos de una sucesión de momentos que dejaron huella: rivalidades renovadas, sorpresas inesperadas, récords históricos y también decepciones dolorosas. En este escenario, un nombre brilló con especial fuerza: Jakob Ingebrigtsen, el prodigio noruego que desde hace varios años se ha ganado un lugar entre los corredores más completos del planeta.
Lo interesante de la temporada de Jakob es que no comenzó de manera perfecta. Una lesión durante la etapa invernal lo obligó a alejarse de las pistas durante varios meses, lo cual generó dudas sobre su estado físico y su capacidad para mantener el nivel que lo había convertido en campeón europeo, mundial y figura estelar de la Diamond League. La incógnita era clara: ¿podría regresar con la misma fuerza tras un parón tan largo? Para un atleta de élite, el tiempo perdido en entrenamientos y competencias puede marcar la diferencia entre la gloria y el olvido.
A pesar de las incertidumbres, el regreso de Jakob al atletismo al aire libre fue contundente. En los Campeonatos Europeos de 2024, demostró que no solo estaba recuperado, sino que había alcanzado un estado de forma extraordinario. Con una facilidad sorprendente, se impuso en los 1500 metros y en los 5000 metros, dejando atrás a rivales de gran nivel y consolidando su dominio en dos de las distancias más exigentes del medio fondo. Especialmente llamativa fue su victoria en los 1500 metros, donde derrotó a la élite continental con una soltura que disipó cualquier duda sobre su estado de forma.
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